27 de diciembre de 2006

Doña Paca y la evaluación de riesgos laborales

Por Miguel Gonzalez Medina


La señora Paca es la jefa de cocina de una afamada clínica malagueña. De su profesionalidad nadie duda, pero de sus guisos… Y como ella misma manifiesta, “ningún paciente se me ha muerto todavía, para eso ya están los médicos”. La señora Paca tiene un humor peculiar, algo absurdo, similar al de Groucho Marx, mostacho incluido.

Si de algo presume en esta vida, el que suscribe estas líneas, es el de haber sido invitado a desayunar a su cocina. Pocos son los afortunados a compartir un cola cao y una pieza de pan con aceite, con la jefa. ¡“Ay, si yo tuviera treinta años menos…!, me comenta arrugando sus sonrosadas y orondas mejillas.

Quizás la señora Paca no sea una experta cocinera, pero sin embargo la seguridad laboral no tiene secretos para ella. Domina la higiene industrial, la ergonomía y la psicosociología son materias que conoce a la perfección. En resumen, la señora Paca es la persona que más sabe de Previsión de riesgos laborales. Aún recuerdo, nuestra última conversación, que como siempre ella monopolizaba: “Chico, para prevenir, hay que conocer anticipadamente. De nada sirve mostrar a los trabajadores un rosario de recetas, obtenida de una normativa que se cumple de manera burocrática. Sin ir más lejos, el día que nos conocimos. Tú entraste en mi cocina, manifestando un “no se que” de riesgos laborales y debías realizar una evaluación previa de los puestos de trabajo. Al menos no fuístes como otros, que con rostros introspectivos y balbuceando una genialidad dicen: “los cuchillos cortan, así que no hay que cortarse”, o “el suelo mojado, resbala”. Y se marchan satisfechos dejando una fotocopia. Lo que debes de hacer, en esta primera fase, es identificar los riesgos. Así que ponte a recabar datos de la empresa, sobre su plantilla, instalaciones, organización de trabajo, condiciones ambientales, así como del propio puesto de estudio, y de sus trabajadores. Y aquí me quedo. Dejaremos para otras conversaciones las etapas posteriores.

Deseo centrarme en la recogida de datos. Ya sabes que sus métodos son variados, desde encuestas, inspecciones, acceso a archivos… Y entrevistas y técnicas de grupos. Éstas dos últimas son utilizadas, en ocasiones como complemento para una actividad determinada, véase como presentación ante un departamento, o matización de un peculiar asunto. Sin embargo, si no se es un experto, sus consecuencias pueden ser contraproducentes. Ante un grupo de trabajadores, pongamos por caso, el sólo hecho de tantear el clima laboral, puede inducir a que salga a relucir problemas ajenos al cometido inicial y del cuál ya no se es competente. Otro ejemplo, una entrevista mal llevada, puede resaltar rencillas entre compañeros de un mismo puesto de trabajo, porque lógicamente éstos posteriormente “lo cuentan todo”. Así que chico, ¡se prudente!, y no seas como un elefante en una cacharrería.

Al terminar de hablar, doña Paca me guiñó un ojo y su voluminosa figura se dirigió a una perola que en manos de otra persona parecería enorme , pero en estos momentos se me figuraba diminuta.
-Chico, ¿cuándo vas a aprender a cocinar de verdad?
-Algún día, doña Paca, algún día. Y le prometo que escribiré sobre usted.
-¡No se te ocurra llamarme gorda!
-Descuide doña Paca, ¡usted ya me conoce !.



19 de diciembre de 2006

Flan de Huevo


Esta receta se la dedico a mi compi Jóse del Curso de Documental. Por cierto, si quereis información de primera calidad no dudeis en visitar su periódico Digital aquí.




Ingredientes:

- 6 huevos
- 1 litro de leche
- 250 gr de azúcar

Elaboración:

Se mezcla la leche, los huevos y el azúcar y se pasa por la turmix.

Hacemos el caramelo (2 cucharadas soperas de azúcar y 4 de agua) en un cacillo al fuego o en el microondas. Cuando tome el color del, valga la redundancia, caramelo, echarlo sobre los moldes (mientras esté líquido), ah!, y cuidao con quemarlo.

Echamos la mezcla en los moldes (que podemos comprar en el mercadona, creo que 12 por 1 euro) y se pone al baño maria, a 200 ºC durante unos 15 minuntos. Cuando vemos que ya toma color oscuro por encima (no quemado), lo bajamos a 150 ºC.

A partir e ese momento hay que ir controlando la consistencia del flan hasta que esté listo (por ejemplo pinchando con un cuchillo, y cuando salga limpio, aunque parezca que le falta consistencia al flan, se quita ya del horno)

Y poco más, dejar reposar.

Que aproveche!

5 de diciembre de 2006

Ramón y su "baile del merenguito"

Compañeros y compañeras, aqui tenes el deseado baile de Ramón, o también llamado "movimiento del merenguito", si haceis click en la imagen vereis una animación... en el margen derecho hay unos botones (os recomiendo el que pone "super 2") en los que si haceis click conseguireis aprender los pasos para montar un buen merengue!!

2 de diciembre de 2006

El factor humano en los accidentes laborales

Por Miguel González Medina

Los antiguos griegos creían que existían seres tocados por las manos de los dioses. De ser cierto, la protagonista de nuestra historia, sería uno de ellos. De ojos grises y aterciopelados, su nariz roma acentúa un gracioso mohín sobre la permanente sonrisa. Movimientos suaves adornan el contorno de su figura. Joven, bonita, inteligente, y segura de sí misma, no escatima esfuerzos en el quehacer diario.

Por las mañanas debe madrugar pues asiste a un curso de cocina, que seguramente le proyectará hacia un prometedor futuro profesional. Y a las dos de la tarde, inicia su jornada laboral en el sector de la hostelería, cara al público y sometida a un exigente trabajo físico.

Al igual que las mediocres novelas policíacas avisan por adelantado que el mayordomo es el asesino, ¿podríamos anticipar que nuestra protagonista es susceptible de sufrir un mayor número de accidentes laborales? Obviamente se trata de preguntas “ganchos” para forzar un “sí” o un “no” y simplificar excesivamente la cuestión.

El encabezado anterior, aparte de pretender ser un sentido homenaje, a una excelente compañera de curso, nos sitúa en la controversia de otorgar la primacía al factor humano frente al factor técnico, en las causas de los accidentes laborales. Desde luego, una formulación mixta sería la respuesta ideal, y el artículo de hoy quedaría reducido a una declaración de amor. Pero ¡no!, la compañera ya me ha dado calabazas, y una vía intermedia entre los factores, ya citados, no sería precisa. Veamos un ejemplo: Fernando Alonso, vigente campeón de Fórmula I, ¿lo es, por su pericia y condiciones físicas o por el coche que pilota? Nótese que nuevamente no nos sirve la respuesta mixta. En el ámbito de la seguridad laboral es el propio ser humano, debido a prácticas inseguras, o porque da lugar a condiciones inseguras, el único responsable de la totalidad de los accidentes. Así pues, minimizar los riesgos laborales incluye no sólo un estudio pormenorizado del puesto de trabajo, sino de las pautas de conducta del propio trabajador, a fin de establecer estrategias de protocolo para laprevención de accidentes.

Nótese que la repetición de determinadas pautas de comportamiento implicará en el posterior análisis posibles correcciones a errores cometidos. Así elementos tales como una inadecuada formación, falta de motivación, problemas físicos y mentales, bromas, equipos inseguros, etc., resultan determinantes.

Sin embargo, difícilmente se llegará a predecir los accidentes laborales. Como dice el físico Fran Oppenheimer , “la predicción depende sólo del supuesto de que las pautas observadas se repetirán”. Es decir las variables que surjan del análisis de todo puesto de trabajo, parte en sí mismos de unas premisas que no tienen por qué producirse en la realidad. Por consiguiente, no hay personas predispuestas a sufrir accidentes, sino personas en las que se repiten accidentes por ser acreedoras de prácticas inseguras y condiciones inseguras.

¿Que cómo se llama la chica de los ojos grises?. En los atardeceres de un frío invierno, antes del último haz luminoso, un coro de nereidas su nombre invocan.









1 de diciembre de 2006

La infección por anisaki. Medidas

Las autoridades sanitarias españolas acaban de adoptar una decisión que obliga a congelar todo el pescado fresco o poco cocinado que se prepare o consuma en restaurantes españoles.

La decisión parte de la repercusión que el parásito anisakis está teniendo en la salud de los consumidores, cuya prevalencia se sitúa entorno al 40% de las capturas procedentes del Océano Atlántico y del Mar Cantábrico y al 20% del Mediterráneo. Pese a considerar que el riesgo es excesivamente elevado, la medida que acaban de adoptar las autoridades y que afecta sólo al consumo de pescado en restaurantes quizás no suponga una ventaja y sí múltiples inconvenientes.

Con la nueva medida aprobada, los establecimientos de restauración están obligados a congelar previamente el pescado que vaya a consumirse crudo o poco hecho, a una temperatura igual o inferior a los 20ºC bajo cero durante al menos 24 horas. La obligación tiene en cuenta que el parásito no sobrevive a las condiciones de congelación y que, teniendo en cuenta que todos los alimentos han de estar congelados por debajo de -18ºC, una leve reducción de esta temperatura asegura que el límite se cumple suficientemente.

La congelación conlleva además la solidificación del agua también en el parásito, con lo que se bloquea su actividad metabólica, con destrucción de parte de sus estructuras y la muerte del parásito. El tiempo necesario para su eliminación suele ser inferior a las 20 horas, por lo que con un mínimo de 24 se garantiza la eliminación de estos nematodos. Los establecimientos de restauración han de indicar a los clientes que han congelado el pescado para dar a conocer que el producto es sano. Estas obligaciones pretenden dar a conocer al consumidor la existencia del parásito e influir así en sus hábitos, de forma que entiendan que la práctica de consumir pescado crudo es insegura y puede dar lugar a parasitosis indeseables.

La crítica a esta drástica medida es la obligación de la congelación en los restaurantes y no en origen. Es cierto que existe un parásito peligroso en el pescado, que puede dar lugar a serios problemas de salud, dependiendo de la persona y del nivel de la infestación, pero con esta normativa lo que se va a hacer es responsabilizar del control a los restaurantes. En consecuencia, se tendrán que incrementar los controles y verificar que la medida se está aplicando correctamente. Sin embargo, cualquier consumidor podrá comprar pescado en un mercado, llevarlo a casa, consumirlo crudo e infestarse. Por este motivo, y a la espera de la campaña que se pretende presentar para concienciar a los consumidores, quizás habría sido mucho más eficaz obligar a la congelación del pescado en origen y conseguir un producto completamente sano.

Anisakis y calor

Las nuevas medidas incrementarán la comercialización y venta del pescado congelado y reducirán el consumo y compra de pescado fresco

Uno de los puntos que llama la atención de la nueva normativa es que excluye el cocinado, de forma que si el pescado se cocina «correctamente» no será necesario congelarlo. El problema a las nuevas condiciones reside en que debe concretarse lo que se entiende por un cocinado adecuado, o por un pescado poco hecho. Según los datos actuales, la parte más profunda debe llegar a una temperatura mínima de 65ºC. Eso significa que multitud de platos de pescado elaborados hoy en día no podrán ser preparados como hasta ahora. Por ejemplo, el conocido pescado a la sal o la merluza y otros pescados a la romana tendrán que ser congelados, puesto que la temperatura en el interior no alcanzará esa temperatura. Probablemente, en muchos restaurantes de prestigio desaparecerán de las cartas, puesto que en estos casos los matices organolépticos o la textura no serán las adecuadas, lo que indudablemente influirá en la elección.

No debe olvidarse tampoco lo que supone el aumento de los congeladores en multitud de restaurantes. Esta medida comporta el incremento en la capacidad congeladora en restaurantes de pescado. Hay que tener en cuenta que en nuestro país el pescado se consume fresco, o eso se busca cuando se desea comer fuera de casa, por lo que actualmente existe una tendencia a la refrigeración. Por ello, será necesaria la congelación y una cierta modificación de las instalaciones frigoríficas.

Anisakis y pescado

La infección por anisakis se produce de forma accidental, habitualmente por el consumo de pescado contaminado. Al tener unas dimensiones reducidas (de entre 3 y 5 cm de largo y entre 1-2 mm de diámetro) y ser de color blanco, casi transparente, se confunde perfectamente con el resto de los tejidos, especialmente si son de color blanco. Los pacientes llegan a los servicios de urgencias de los hospitales refiriendo dolor abdominal en la zona del estómago. Si el problema no se controla, el dolor puede extenderse a todo el abdomen. Lo habitual es que se inicie de forma repentina con un dolor intenso. Al ser un problema digestivo, se suele acompañar de náuseas e incluso vómitos, uno de los mecanismos de defensa orgánico para expulsar cuerpos o agentes extraños.

Con estos datos, la primera conclusión a la que los servicios de urgencias pueden llegar es que el dolor puede deberse a una toxiinfección alimentaria aunque, sin embargo, no se presentan ni escalofríos, ni fiebre, ni diarrea. Ante esta situación, se podría suponer que se trata de una intoxicación, puesto que normalmente cursan sin presencia de fiebre. No obstante, se suelen presentar manchas rojizas en la piel, lo que podría hacer sospechar de un cierto cuadro alérgico.

Junto con estos síntomas, la persona indica que ha comido lo mismo que toda su familia. Probablemente, no ha tomado fármacos, y si lo ha hecho, son los que consume de forma habitual sin manifestar nunca alergias a los mismos. La familia no suele presentar síntomas. A lo sumo, puede haber otra persona afectada.


Prevención

La prevención es uno de los principales puntos en los que puede intervenirse. Los anisákidos comparten su agresividad con el hecho de ser organismos pluricelulares. ¿Qué significa esto? Que se pueden destruir. El pescado que parece tener un mayor peligro son los boquerones en vinagre, un producto tradicional muy apreciado y de elevada calidad y sabor. El problema radica en que se trata de un pescado que se consume crudo. El vinagre es el que asegura que el músculo pase a ser de un color blanco nacarado. En esta situación, el parásito va a pasar inadvertido quedando en el interior de la carne o en la superficie de la misma. En algunos casos puede pasar al vinagre o a la salsa que baña todo el producto.

Sin embargo, en el pescado en salazón, como las anchoas en salmuera o en aceite, no se manifiesta el problema, ya que el proceso de elaboración en sal y la maduración posterior matan el parásito e incluso lo eliminan. No obstante, esa eliminación se consigue después de semanas y una vez que la concentración de sal en la totalidad del músculo es superior al 15%. Por estos motivos, salvo que la salazón sea muy intensa, no puede recomendarse para asegurar una eliminación del peligro en un período corto de tiempo.

El boquerón posee un cierto peligro por el blanqueamiento que se alcanza en su músculo, lo que dificulta la visualización de las larvas del parásito. Además, la evisceración se hace antes de mezclar el pescado con el vinagre, por lo que si existen larvas, se les da tiempo para que estas se movilicen desde el intestino hacia el interior del músculo. Ello incrementa el riesgo de forma importante, por lo que se hace casi imprescindible la congelación del producto.

Por otra parte, parece evidente que existe una gran diferencia en cuanto al origen del pescado. Así, el pescado de mares fríos es más susceptible de estar contaminado que el pescado de mares más templados. En nuestras latitudes, el pesado del Cantábrico o del Atlántico pueden estar infestados entorno al 40%, mientras que en el Mediterráneo esa cifra es menor, incluso inferior al 20% y especialmente de pescados como la bacaladilla, que actualmente es uno de los que mayor prevalencia se detecta en las costas mediterráneas.

¿Significa entonces que hay que olvidarse de algunos pescados? En absoluto. Sólo hay que tomar algunas precauciones. En el ámbito doméstico hay que congelar durante uno o dos días, un proceso con una garantía fundamental de seguridad. En el ámbito industrial habría que considerar la congelación como un sistema preventivo de primer orden, al mismo nivel en nuestro caso que la pasteurización, siempre que no se pueda garantizar por analíticas propias la ausencia del parásito. Estas medidas incrementarán con el tiempo la comercialización y venta del pescado congelado y tenderán a reducir el consumo y compra de pescado fresco.

Fuente: www.consumaseguridad.com